Un usuario de Twitter relató la forma en la que se contagió de la famosa Viruela del Mono, recientemente declarada como emergencia sanitaria por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y señaló que no fue participando en una fiesta sexual ni haciéndose un tatuaje.
Bajo el nombre de Mei Rito en la red social, refirió precisamente lo de la fiesta sexual y el tatuaje debido a que, según sus palabras, la OMS señala estos casos como formas de contagio.
El hombre relató que, debido a las altas temperaturas, decidió dejar la bici y comprar un patín eléctrico a través de una aplicación de compra y venta.
Mencionó que la compra se realizó de manera muy común y que la persona que le vendió el producto siempre fue bastante simpática, al explicarle todo lo que tenía que saber respecto al él, entre otros detalles de la transacción.
Una semana después, según indicó, empezó a tener fiebre y dolores musculares por lo que pensó inmediatamente que se había infectado de COVID-19 y solicitó trabajar desde casa para evitar riesgos, aunque después volvió a su lugar de trabajo.
«Sin encontrarme mucho mejor, hace dos días decido volver a la nave donde trabajo y cuando voy a coger el patinete, compruebo que la presión de las ruedas ha bajado, por lo que escribo al vendedor para consultarle con qué frecuencia debo llenarlas.», relató Mei.
Tras contactar al vendedor del patín, señala que se llevó una sorpresa, pues le dijo que había sido diagnosticado con viruela del mono tras varios días de síntomas, así que decidió contactar con «un amigo médico» que le habló de las llagas contagiosas en cara y manos.
«Ese mismo día voy a Urgencias y me hacen pruebas. Positivo en viruela del mono.» escribió el usuario.
De acuerdo con el usuario, el contagio más probable, según le dijeron los médicos y dado que su vida sexual «no ha sufrido variaciones», es que el virus acabara en las mucosas tras impregnarse de él en las empuñaduras del patín eléctrico.
Por último, el usuario de Twitter recomendó tener precaución en todo momento y apuntó que «no es una enfermedad de gays» como, según él, señala la OMS.
